martes, 21 de septiembre de 2010

¿CÓMO NACIÓ EL SISTEMA MONETARIO-FINANCIERO ACTUAL? Parte 2


Depósitos bancarios

Él pensó: “aquí estoy en la posesión de todo este oro y sigo teniendo que trabajar duro como artesano. No tiene sentido. Hay docenas de personas que estrían contentas de pagarme por el uso de este oro que está depositado aquí y que sus dueños raramente reclaman”.

Préstamos


“es verdad, el oro no es mío -pero está en mi posesión, que es todo lo que importa. Ya no es necesario hacer más monedas para prestar, puedo utilizar algunas de las monedas depositadas en la caja fuerte”.
Un día, un préstamo muy grande fue solicitado. Alfonso sugirió: “en vez de llevar todas estas monedas podemos hacer un depósito a su nombre y entonces le daré varios recibos al valor de las monedas”. El prestatario convino, y se fue con un manojo de recibos. Él había obtenido un préstamo, sin embargo el oro permanecía en la caja fuerte de Alfonso. Después de que el cliente se fuera, Alfonso sonrió. Podía tener la torta y encima comerla también. Él podía “prestar” el oro y todavía mantenerlo en su poder.
Los amigos, los extranjeros e incluso los enemigos necesitaron los fondos para realizar sus negocios –y siempre y cuando podían asegurar la devolución, podían pedir prestado tanto como necesitaran. Simplemente escribiendo recibos Alfonso podía “prestar” tanto dinero como varias veces el valor del oro en su caja fuerte, y él ni siquiera era el dueño del dinero en ella.
Todo era seguro siempre y cuando los dueños verdaderos no pidieran su oro y la confianza de la gente fuera mantenida.

Asientos contables

Él mantenía un libro mostrando los débitos y los créditos de cada persona. De hecho, el negocio de préstamos demostraba ser muy lucrativo.
Su posición social en la comunidad aumentaba casi tan rápido como su riqueza. Él se estaba convirtiendo en un hombre de importancia, él requería respeto. En materia de finanzas, su palabra era como una declaración sagrada.

Sistema bancario

Los orfebres de otras ciudades se hicieron curiosos sobre sus actividades y un día lo llamaron para verlo. Él les dijo qué era lo que hacía, pero tuvo mucho cuidado en remarcar la necesidad de mantener el secreto.
Si su plan fuera expuesto, el esquema fallaría, así que acordaron formar su propia alianza secreta.
Cada uno volvió a su propia ciudad y comenzó a operar como Alfonso les había enseñado.

Cheques


La gente ahora aceptaba los recibos como algo tan bueno como el oro en sí mismo, y muchos recibos fueron depositados para mantenerlos seguros de la misma manera que las monedas.
Cuando un comerciante deseaba pagar a otro mercancías, él escribía simplemente una nota dirigida a Alfonso en la que le mandaba transferir el dinero de su cuenta a la del segundo comerciante. Le tomaba a Alfonso solamente algunos minutos para ajustar los números en el libro.
Este nuevo sistema llegó a ser muy popular y las notas con la instrucción de transferencia fueron llamadas “cheques”.

Billetes


Tarde, una noche, los orfebres tuvieron una reunión secreta y Alfonso les reveló un nuevo plan. Convocaron el día siguiente una reunión con todos los gobernadores y Alfonso comenzó: “los recibos que nosotros emitimos han llegado a ser muy populares. Sin duda, la mayoría de ustedes, los gobernadores, los está utilizando y los encuentran muy convenientes”. Los gobernadores asintieron.
Estaban de acuerdo, pero se preguntaban cuál era el problema. “bien –continuó Alfonso-, algunos recibos están siendo copiados por falsificadores. Ésta práctica se debe parar”.
Los gobernadores se alarmaron.”¿Qué podemos hacer”?, preguntaron. Alfonso contestó:”mi sugerencia es: primero que todo, hagamos que sea trabajo del gobierno el imprimir nuevas notas en papel especial con diseños muy intrincados, y entonces cada nota se firmará por el principal gobernador. Las notas las llamaremos “billetes”. Los orfebres estaremos felices de pagar todos los costos de la impresión, pues nos ahorrará mucho del tiempo que pasamos escribiendo nuestros recibos.
Los gobernadores razonaron, “bien, es nuestro trabajo proteger a la gente de los falsificadores y su consejo parece ciertamente una buena idea”. Acordaron entonces imprimir los “billetes”.
La idea sonaba bien y, sin pensarlo mucho, imprimieron una gran cantidad de nuevos y flamantes billetes. Cada billete tenía un valor impreso sobre él $1, $2, $5, $10 etc. Los pequeños costos de impresión fueron pagados por los orfebres.
Los billetes eran mucho más fáciles de transportar y rápidamente fueron aceptados por la gente. A pesar de su popularidad estos billetes eran usados solo para el 10% de las transacciones. Los registros mostraban que el sistema de cheques era usado para el 90% de todos los negocios.

Reservas en oro

“en segundo lugar – dijo Alfonso- , algunas personas han hecho excavaciones y están haciendo sus propias monedas de oro. Sugiero que emitan una ley, para que cualquier persona que encuentre pepitas de oro deba entregarlas. Por supuesto, será pagado con billetes y monedas.

Ahorro


La siguiente etapa del plan comenzó. Hasta ahora, la gente le estaba pagando a Alfonso por guardar su dinero. Para atraer más dinero a la caja fuerte Alfonso so ofreció a pagar a los depositantes un 3% de interés sobre los depósitos.
La mayoría de la gente creía que él estaba prestando dinero a los deudores al 5%, y su ganancia era el 2% de diferencia. Además, la gente no le preguntó mucho, ya que obtener el 3% era mucho mejor que estar pagando para depositar el dinero en un lugar seguro.
La cantidad de ahorros creció, y con el dinero adicional en la bóvedas, Alfonso podía prestar $200, $300, $400 hasta $900 por cada $100 en billetes y monedas que mantenía en depósito. Él debía ser cuidadoso de no exceder el factor 9:1, ya que una persona de cada diez le pediría retirar el depósito para usar su dinero.
Si no había suficiente dinero disponible cuando alguien se lo requería, la gente hubiera comenzado a sospechar, ya que las libretas de depósito mostraban exactamente cuanto habían depositado.
Más allá de esto. Sobre los $900 en asientos contables que Alfonso había prestado escribiendo cheques, él mismo podía demandar hasta $45 de interés ($45=5% de 900). Cuando el préstamo más los intereses eran devueltos ($945), los $900 se cancelaban en la columna de débitos y Alfonso se guardaba los $45 de interés. Por lo tanto, él estaba más que contento con pagar $3 de interés sobre los $100 depositados originalmente, los cuales nunca habían salido de la bóveda. Esto significaba, que por cada $100 que mantenía en depósito era posible obtener un 42% de ganancia, mientras la mayoría de la gente pensaba que él solo ganaba el 2%. Los otros orfebre estaban haciendo la misma cosa. Creaban dinero en el aire, sólo firmando un cheque, lo prestaban y encima le cargaban interés.

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