El glifosato, es un herbicida de amplio espectro, no selectivo, utilizado para matar malezas (pastos anuales y perennes, hierbas de hoja ancha y especies leñosas). Creado en la década del ’60, es el principio activo del Roundup (nombre comercial del herbicida de Monsanto) con la que se fumigan cultivos transgénicos de soja, maíz y algodón. Este tipo de cultivos resisten al compuesto, sólo porque están preparados genéticamente para hacerlo.
Es absorbido por las hojas, y ejerce su acción herbicida a través de la inhibición de varias enzimas (proteínas que poseen función catalítica, aceleradoras de procesos bioquímicos que acontecen en las células para mantener su funcionalidad y, por lo tanto, su existencia), impidiendo de esta forma que las plantas elaboren tres aminoácidos aromáticos esenciales para su crecimiento y supervivencia.
Para aumentar su eficacia, el glifosato debe ir acompañado de otras sustancias que no están especificadas en la etiqueta que producen mayor toxicidad aguda.
Consecuencias del Glifosato
El glifosato mata plantas autóctonas y en peligro de extinción, contamina el suelo y las aguas superficiales y subterráneas, y además a los seres vivos. La Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos (EPA) determinó que tras llegar al suelo, el glifosato es fuertemente absorbido. De allí que si bien es altamente soluble en agua, la sustancia permanece en las capas superiores del suelo y tiene una vida media de más de 60 días (lo que tarda en ser descompuesto por microorganismos), hallándose incluso hasta un año después.
Las plantas que no mueren, absorben el glifosato y se encuentran en las partes utilizadas como alimento (fresas, moras azules, frambuesas, lechugas, zanahoria y cebada, etc.)
La toxicidad de estos productos (glifosato puro y fórmulas compuestas -Roundup-) es mayor en casos de exposición dérmica (la piel tiene la capacidad de absorber sustancias) e inhalatoria (respirando en ambientes intoxicados por glifosato), aunque también en casos de ingestión.
Para la salud humana, los mayores riesgos que trae el glifosato son: daños genéticos (en células sanguíneas humanas), trastornos reproductivos (reducción de espermatozoides, abortos, malformación fetal), toxicidad subaguda (lesiones en glándulas salivales), toxicidad crónica (inflamación gástrica, problemas respiratorios, alergias), efectos cancerígenos y contaminación de alimentos.
Los síntomas de envenenamiento que produce el glifosato incluyen náuseas y mareos, irritaciones dérmicas y oculares, edema pulmonar, descenso de la presión sanguínea, reacciones alérgicas, dolor abdominal, pérdida masiva de líquido gastrointestinal, vómito, pérdida de conciencia, destrucción de glóbulos rojos, electrocardiogramas anormales y daño o falla renal.
El glifosato en Argentina
En la actualidad, el glifosato es el agrotóxico pilar de la industria sojera argentina. En el año 2007, Argentina fue el segundo productor mundial de cultivos transgénicos con 19.1 millones de hectáreas en el 2007, el 19% de la superficie destinada a este tipo de cultivos en todo el mundo. 16 millones de esas hectáreas están sembradas con soja, 2,8 millones con maíz y 400.000 con algodón, según datos del Servicio para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas (ISAAA). Casi el 100% de la superficie de soja y el 90% de cultivos de maíz fueron sembrados con semillas tolerantes al herbicida glifosato.
En las zonas rurales del país el glifosato es aplicado a través de fumigaciones terrestres y aéreas, lo que conlleva un gran peligro para la salud de las personas que viven allí, las cuales son rociadas junto a sus casas, el agua, la tierra y los cultivos no transgénicos. Por otro lado, el viento esparce el tóxico en largas distancias.
Cuando el Centro de Investigaciones en Biodiversidad y Ambiente (Ecosur), el Hospital Italiano Garibaldi de Rosario, la Universidad Nacional de Rosario, el INTA, el Colegio de Ingenieros Agrónomos y la Federación Agraria Argentina, emitieron un informe acerca de las consecuencias sobre la salud se comprobó la fuerte correlación entre los casos de cáncer, leucemia, lupus y otras graves afecciones halladas en seis pequeños pueblos del área sur y central sojera de Santa Fe, con la localización de las máquinas de fumigación, depósitos de agrotóxicos, silos.
En marzo del 2009 la Justicia de Córdoba prohibió fumigar con agrotóxicos sojeros cerca de áreas urbanas. La ley provincial llegó luego de 10 años de denuncias de los vecinos del barrio Ituzaingó Anexo. En esa zona de las afueras de Córdoba, de cinco mil habitantes, 200 tienen cáncer. Y todo apunta al glifosato como principal responsable.
El pasado 13 de abril se publicaron en Página12 los resultados de un estudio realizado por Andrés Carrasco del Laboratorio de Embriología Molecular de la Facultad de Medicina de la UBA-Conicet, que da cuenta de la toxicidad en embriones anfibios del glifosato.
Por primera vez en nuestro país, y en consonancia con varios estudios realizados a nivel internacional, se comprobó la toxicidad del glifosato.
Posteriormente al conocimiento público de dicho informe, el Ministerio de Defensa prohibió el cultivo de trangénicos en los campos de sus instalaciones.
Negocios son negocios
Conociendo esta información, la pregunta es ¿a quien se le ocurriría usar glifosato en áreas urbanas? Negocios son negocios. Y a quienes tienen como premisa que rige sus vidas hacer negocios y trabajan en la UGOFE se les ocurrió la visionaria idea, la de fumigar el área de vías con... glifosato.
Bajar costos operativos para mejorar la rentabilidad empresaria evitando la contratación de cuadrillas para desmalezamiento; una rociadita y listo.
Esa rociadita puede llegar -según el viento- hasta 800 metros del lugar donde se está aplicando, transladando los efectos nocivos para todos los seres vivos. Estas empresas privadas (UGOFE) fumigan el ramal de la línea Roca (perdón por nombrar a ese asesino y traidor a la patria, padre e hijo) sin importarles la vida de miles y miles de personas.
La Concejal Ivanna Rezzano, presentará un proyecto de Ordenanza para que en el distrito de Almirante Brown se prohíba el uso de los llamados agro-tóxicos en desmalezamiento y corte de pasto en zona de vías y alrededores, a partir de una confirmación de que se estaría usando este tipo de herbicidas en la Línea Roca.
A su vez, la Concejal expresó el total apoyo a la presentación de proyectos de ordenanzas similares en distritos de la zona como Lomas de Zamora y Lanús. Una ordenanza de estas características ya ha sido aprobada en el distrito de Vicente López, donde ya se encuentra prohibido el uso de glifosato.
Corresponde que el Estado se interponga ante el accionar del capitalismo salvaje. Este es un caso, la puta rentabilidad empresarial por sobre los derechos, por sobre la salud y por sobre la vida.
Y como también corresponde, los trenes deben volver al Estado. Es un servicio público y debe tener una tarifa social. El Estado brindando un servicio público, subsidiando tarifas y siendo gran empleador. Distribución de la riqueza que le llaman.
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